Historia de Sicilia

Sicilia cuenta con una variopinta y riquísima historia. Más de 2.500 años siendo un punto estratégico de cruce de culturas en occidente han dejado un legado histórico sin precedentes. En ningún otro sitio dejaron fenicios, griegos, romanos, bizantinos, árabes, normandos, franceses, alemanes, españoles, italianos e incluso británicos han dejado huellas tan indelebles. Así, tanto si se siente más atraido por los templos griegos, las villas y acueductos romanos, las catedrales normandas o las iglesias barrocas, Sicilia le ofrece una riqueza cultural inefable. 

El paleolítico 

Se considera que en aquella época Sicilia y las Islas Lípari formaban parte de un mismo círculo cultural.

Aún no se tienen demasiados conocimientos de esta era. Lo que mayormente obstaculiza las investigaciones es la dificultad que implica encajar las fuentes antiguas con los hallazgos reales, sobre todo cuando esas mismas fuentes también se contradicen entre sí. (Homero, Tucídides, Diodoro, etc.).

Los pocos hallazgos de que se dispone apuntan a diminutas poblaciones en las planas estribaciones de la costa. Numerosos restos de animales permiten deducir de la fauna paleolítica que en aquel tiempo los paquidermos tuvieron allí su hábitat (rinocerontes, hipopótamos, elefantes enanos), así como leones, osos, caballos salvajes; sin embargo, no se ha hallado ningún indicio de especies animales específicamente africanas, de lo que se deduce que con anterioridad Sicilia no estuvo unida al continente africano.
En las grutas de San Teodoro (cerca de Cefalù)se encontraron núcleos de culto funerario y pinturas rupestres en la Grotte Cala die Genovesi (Levanzo, una de las islas del mar Egeo, probablemente unida antiguamente a Sicilia), y en la cueva Addaura (cerca de Palermo, en la pared norte del Monte Pellegrino).


Neolítico (4000 - 3000 a.C.)

La evolución de algunos pueblos al pasar de la caza y la recolección a formas económicas productivas (a consecuencia de la así llamada revolución del Neolítico) y en definitiva a hacerse sedentarios determina los acontecimientos de esta era.

A Sicilia llegan, probablemente por mar, nuevos colonos, lo que presupone una notable experiencia en navegación. Con todo probabilidad, los inmigrantes emprendieron la peligrosa ruta desde la costa occidental de Oriente Próximo, que sería el espacio común, cuna de todas las culturas mediterráneas. De allí, particularmente de Anatolia, provenían los impulsos que conformarían las culturas de toda la región.

Sicilia misma fue durante mucho tiempo la frontera occidental de ese intercambio cultural.
Gracias al material hallado se puede diferenciar claramente la cultura neolítica de la paleolítica, entre otras cosas porque en esa época la gente vivía en cabañas redondas u ovales, que no pocas veces se construyeron como asentamientos ligeros con llamativos muros de fortificación. Esta época neolítica se conoce por el nombre del primer lugar donde se efectuó un hallazgo "Cultura-Stentinello". A juzgar por los ornamentos de cerámica de esta cultura, de los que existían dos tipos diferentes básicos, se asimilaba en gran manera el cánon dictado desde Oriente, la raíz común.


Edad de Cobre (3000 - 2000 a.C.)

Esa era irrumpió en el espacio mediterráneo como un temporal, pero, a diferencia de las épocas anteriores, en ésta Sicilia dejó de ser el último extremo de ese mundo en expansión. Las innovaciones culturales y sociales se extendieron hasta España, es decir, a tierras que durante el paleolítico y neolítico aún no pertenecían propiamente al círculo cultural mediterráneo.

Nuevos inmigrantes llevaron a Sicilia los conocimientos necesarios para trabajar el cobre, el oro, la plata y el plomo. Las nuevas formas de producción así surgidas provocaron profundos cambios sociales. Muy pronto, la población dejó de vivir en poblados dispersos para hacerlo en colonias urbanas, lo que se interpreta como un impulso esencial para la evolución posterior. Los efectos son visibles hasta hoy, ya que en Sicilia casi no se encuentran indicios de comunidades rurales, como se daban en otras tierras mediterráneas, sino de mínimas ciudades crecidas orgánicamente.

Se pueden admirar ricos hallazgos de cerámica que han abandonado la unidad característica para mostrar desarrollos más diferenciados con difusión de transiciones. Por otro lado, la importación de España y Francia de ciertas formas arquitectónicas demuestra los estrechos contactos comerciales entre Sicilia y el occidente europeo, incluidas las islas británicas.

Es obvio que las influencias de otras culturas no solamente imprimieron un cambio artístico e "industrial", sino también de tradiciones religiosas. En este sentido, igualmente denotan estrechos enlaces con Oriente las pequeñas estatuas, especialmente las que representan unos cuernos de toro simbólicos, remontándonos a influencias del este, pasando por Creta y las Cícladas hasta Anatolia. Al asumir los nuevos usos religiosos se prescindió a partir de entonces del sepelio en cuclillas individual, pasando a las sencillas fosas en la tierra; desde entonces se prefería dar sepultura a varios muertos conjuntamente en cámaras mortuorias excavadas en la roca, que muestran una clara familiaridad con parecidos tipos de tumba en Creta, Chipre y Malta, y que sería durante varios milenios la forma de sepelio predominante en Sicilia.


Edad de Bronce (2000-1250 a.C)

La transición de la Edad de Cobre a la de Bronce transcurrió fluidamente en Sicilia y las islas Lípari, y en ambas regiones se desarrolló una creciente autonomía político-cultural. Donde antaño ambas culturas discurrían paralelas, las de Sicilia y las de Lípari, debido a las fuertes influencias, en esta ocasión de Occidente y la península Ibérica en concreto, se perfiló una profunda diferencia. Mientra en Sicilia se vivía la "época Castelluccio", en las islas Lípari seguían en la cultura "Capo Graziano" (cuyos vestigios pueden visitarse todavía).

Parece que en aquel tiempo las islas Lípari ocuparon incluso una posición central en el comercio mediterráneo entre Oriente y Occidente. La exportación de obsidiana, ya desde siglos su principal pilar económico, contribuyó a su posición clave en el mundo comercial de la época, que se extendía hasta las islas británicas, de las que básicamente se importaba estaño.
En Sicilia se desarroló una cultura, que, si bien denota especialización local, tiene no obstante inconfundibles puntos en común con otras. Junto a la cerámica, la industria de la piedra alcanzó entonces una notable producción. Se han encontrado productos de la Edad de Bronce siciliana en Malta, en Lerna (Peloponeso) e incluso en Troya.
En la pequeña localidad de Castelluccio se descubrieron cientos de cámaras mortuorias de roca en forma de "hornos". Las losas de dichas cámaras mortuorias representan básicamente formas fálicas (con su sencilla ornamentación simbólica), y son las más esculturas de piedra más antiguas de Sicilia.
A comienzos de la Edad de Bronce Media (hacia 1400 a.C.), parece que se produjo una nueva transformación importante, asimismo preciable con ayuda de las formas cerámicas.
Dicho giro hay que contextualizarlo seguramente en relación con nuevas y enormes migraciones; sin embargo, las colonias ya existentes no fueron abandonadas ni esencialmente alteradas. Muchas aldeas existieron a lo largo de toda la Edad de Bronce, desde la temprana hasta la tardía.
Thapsos, sito en la pequeña península de Magnisi, al norte de Siracusa, está hoy en día completamente abandonado. Fue una de las más signinificativas zona de población de la Edad de Bronce Media, pero solamente nos legó escasas ruinas de viviendas, aunque, a cambio, sí que se conserva una notable cantidad de cámaras mortuorias en la roca.
Aquella época fue al parecer muy oscura para todas las culturas del Mediterráneo, y estuvo marcada por renovaciones culturales, migración de pueblos, conquistas y constantes luchas territoriales. También durante este período, Sicilia y las islas Lípari no coinciden en cuanto a sus repectivos desarrollos culturales se refiere.
De nuevo llegan oleadas de inmigrantes a Sicilia, que, sin embargo, esta vez son de nombre conocido: ausonios, morgetes, elimios y sículos, a diferencia de las gentes que ya habitaban entonces en Sicilia, de las que no se sabe nada concreto. Lo único que ssabemos es que hay unanimidad en las fuentes antiguas, con Tucídides a la cabeza, respecto a que los sicanos poblaron la isla como indígenas mucho tiempo antes de que lo hicieran los cíclopes.
Hallazgos arqueológicos documentan lo tumultuoso de aquel tiempo, en el que la gente abandonaba repentinamente sus tierras costeras productivas desde milenios para trasladarse a la árida montaña. Todas las nuevas poblaciones parecen principalmente construidas atendiendo a la defensa.
Además todavía se pueden apreciar las influencias del mundo micénico tanto en piezas de cerámica como en varios utensilios pequeños de bronce.


La época griega

A partir del siglo VIII a.C., se asentaron varias colonias griegas al el este y sur de la isla, entre otras, Naxos, Lentini, Catania (todas ellas fundadas desde Chalkis), Siracusa (734, Corinto), Megara Hyblaea (Megara) y Gela (Rodas y Creta), que, a su vez, fundaron colonias filiales; así surgieron, por ejemplo, Selinunto y Agrigento provenientes de Megara Hyblaea y Gela.
Por su lado, los sicanos y los elimios fundaron en occidente primordialmente asentamientos fenicios (e.o. Panormos=Palermo, Solunto y Mózia). Estas ciudades, cuya principal función era la de ejercer de puntos de apoyo comercial, vivían en armonía con las ciudades de las poblaciones ya asentadas, siendo Segesta, Erice y Entella sus centros más destacados.
A pesar de las muchas y continuas disputas mutuas, las colonias griegas llegaron en un breve plazo de tiempo a alcanzar un alto grado de riqueza, lo que también se puede deducir observando las monumentales construcciones del tiempo. Se establecieron relaciones comerciales con ciudades de la Italia meridional y con Cartago, más tarde (a partir del s. VI a.C.) también con Roma. Debido a la estructura social urbana, que privilegiaba principalmente a los terratenientes, se produjeron levantamientos internos a principios del s. VI a.C., que llevaron a una sucesión de regímenes tiránicos.


La era romana hasta hoy

Los romanos "pacificaron" (como ellos mismos solían decir) la isla durante la Primera Guerra Púnica (264-241) y la convirtieron en la provincia "Sicilia".
Sicilia se convirtió en el granero del Imperio Romano. Constantemente sufría la explotación y el abuso de los gobernadores, lo cual se puede leer con una claridad meridiana en los discursos de Cicerón contra Verres, gobernador de Sicilia. Aparte de las mencionadas explotaciones, Sicilia se vio además gravemente sacudida por las resultantes guerras de esclavos (136-132 y 104-101).

No se emprendió ningún tipo de reconstrucción de Sicilia hasta la intervención de Cesar Augusto, cuyo reinado transcurrió en un tiempo de relativa calma y estabilidad.

Al caer el Imperio de Occidente y Justiniano restaurar en 535 la unidad de su Imperio Oriental, Sicilia quedó bajo la zona de influencia de los de Bizancio durante casi tres siglos, adoptando en ese tiempo muchas de sus tradiciones socio-culturales. De todo ello hay testimonios arquitectónicos en Randazzo y Castelbuono.

Sin embargo, cambios verdaderamente drásticos y contundentes no se volvieron a dar hasta que los árabes desembarcaron en Mazara, en el oeste, y desde allí conquistaron el resto de la isla. Por primera vez en su historia y durante un período de más de cien años, Sicilia fue gobernada no por soberanos cristianos, sino musulmanes, cuyas ostentosas huellas arquitectónicas en la isla siguen maravillándonos hoy en día. Palermo floreció hasta convertirse en la capital de Sicilia, una imponente metrópoli de corte islámico. De ese rico tiempo, esa auténtica Edad de Oro en muchos aspectos, existe todavía en el casco antiguo de la ciudad una gran cantidad de admirables testimonios arquitectónicos.

En 1060, los normandos emprenden, con labendición papal, la reconquista de Sicilia para la Cristiandad, para lo que precisaron un total de 31 años. Los descendientes de Ruggiero I de Hauteville se sucedieron en el trono hasta 1194, dejando el regusto de un floreciente y pacífico Reino en un lugar de fusión de diferentes culturas. Pero fue sobre todo el reinado de Ruggiero II el que imprimió fuertes impulsos al desarrollo del Reino. La capital seguirá siendo Palermo, cuyo esplendor aumenta constantemente con más palacios y jardines.

Con la coronación de Enrique IV como monarca de Sicilia, el trono pasa a manos de la familia alemana de la casa Staufer. El título lo heredó su hijo Federico II, uno de los monarcas más significativos del Medievo, en cuya corte de Palermo el arte, la ciencia y la literatura vivieron verdaderos momentos de gloria. Valga de ejemplo la fundación de la primera escuela de poesía en Italia, tras los muros del Palacio Normando.
La muerte de Federico II desencadena graves altercados en torno a su sucesión. Con el apoyo de la Iglesia Católica será Carlos I de Anjou el que subirá al trono. Respaldado por el Papa de Nápoles y Sicilia, traslada la capital a Nápoles y da inicio a un régimen extremadamente autoritario e injusto sobre la isla, ahora rebajada a provincia. Su patrimonio artístico se desmorona, Sicilia sangra por muchos costados. El levantamiento popular contra el yugo francés, la así llamada "Velada Siciliana", comienza un lunes de Pascua del año 1282 a la hora de la merienda en Palermo y lleva a la definitiva expulsión de los franceses de la isla. Giuseppe Verdi compuso en 1855 una ópera con el mismo nombre, en honor de un acontecimiento tan señalado.
Con el término del dominio aragonés, el contacto de Sicilia con la Corona española se hace cada vez más estrecho. El matrimonio entre Fernado de Aragón e Isabel de Castilla coloca la primera piedra que ha de servir de fundamento para crear un gran Imperio Hispánico, al que ahora también Sicilia pasa a pertenecer y pertenecerá durante casi tres siglos. En Taormina, Siracusa y las Islas del Egeo, en el poniente siciliano, hay construcciones de dicho período verdaderamente dignas de visitar.

Tras diversos ataques, guerras y, en definitiva, también pactos de paz, Sicilia pasa a ser regida en 1713 por la Casa de los Saboya. La familia piemontesa dirige a sualbedrío y durante un lustro los destinos de los insulanos, pero se ve obligada a deponer su corona en favor de los austríacos que, raudamente, la habían socorrido para defenderse, en principio con éxito, de los ataques españoles en su intento de reconquista. Finalmente, la potencia mundial de España consigue su objetivo en 1734: los Borbones, estrechamente unidos a la corona española, vencen a las tropas austríacas y regirán la Isla con mano de hierro durante los próximos 125 años. En las ciudades barrocas del sureste, como Noto, Ragusa, Modica, Siracusa, se encuentran impersionantes testimonios arquitectónicos de la época.

Giuseppe Garibaldi, un oficial de Marina piamontés nacido en Nizza y más tarde exiliado político en Sudamérica, convoca en 1848, a su regreso del exilio, el Reino Unido Italiano, modelo que aprovechó para nombrar en 1860 el hasta la fecha existente y así llamado "Reino de ambas Sicilias". Al frenete de la nueva Italia unificada se situó Víctor Manuel II.

Al finalizar la II Guerra Mundial se le concedió a Sicilia, en 1946, el status de Región Autónoma en el marco de la nueva fundación de la República de Italia. La primera sesión del Parlamento tuvo lugar en el Palacio Normando de Palermo, el año 1947.

Unos cinco millones de personas habitan hoy en día estos aproximadamente 25.000 km2 de la mayor y más populosa isla del Mediterráneo, principalmente activos en los sectores de la pesca, la agricultura y el turismo. Sicilia sigue siendo considerada como la región menos industrializada de Italia y, también, la más pobre. Grandes grupos de población siguen emigrando al norte del país o al extranjero en busca de trabajo.